Hasta el día de hoy, sólo dos elementos culturales argentinos habían sido incorporados a la Lista Representativa por UNESCO: el tango y la técnica pictórica tradicional conocida como “filete porteño de Buenos Aires”.
En un principio, la música del chamamé se interpretaba con vihuelas y violines, a los que luego se añadieron guitarras, armónicas, bandoneones, contrabajos y acordeones diatónicos de dos hileras.
En su origen, las canciones eran cantatas religiosas y sus letras, al igual que los poemas, se cantaban y declamaban en la lengua autóctona de la región, el guaraní, pero actualmente se transmiten en dialecto yopará, una mezcla de español y guaraní.
La música y el baile de este elemento del patrimonio cultural inmaterial son componentes importantes de la identidad regional y desempeñan un importante papel social porque suelen estar siempre presentes en todo tipo de celebraciones comunitarias, familiares, religiosas y festivas.
El chamamé pone de relieve toda una serie de valores esenciales: el amor a la tierra en que se ha nacido y a su fauna y flora; la devoción religiosa; y la ñande reko guaraní, es decir la “manera de ser y estar” de los humanos en armonía con la naturaleza y la espiritualidad.
“El chamamé es algo que va mucho más allá de la música y la danza y tiene que ver con nuestro paisaje, con nuestra gastronomía, nuestras historias, nuestras artesanías”
Gabriel Romero, director de Cultura de la provincia de Corrientes.

